lunes, 19 de diciembre de 2011

Manual para campistas despistados

El verano se acerca, y los destinos, las ofertas son mayores para aquellos dispuestos a quedarse en un camping
Texto: Arsenio Gutiérrez
Pocos se lo planteaban como alternativa hasta hace no mucho, pero el campismo es ahora cada vez más popular. Ya no son sólo mochileros sin un duro, sino familias, jubilados, parejas jóvenes los que están descubriendo los atractivos de quedarse en un camping, y sentirse libre, itinerante, como un nómada.
Ahora, hay muchos detalles que hay que dominar para disfrutar de la experiencia plenamente.
En toda Europa ya hay una abundante oferta de hostelería al aire libre. Los camping proponen de todo, desde sosiego y contacto con el entorno, hasta ajetreo y diversión.
Las opciones incluyen desde cabañas rústicas o bungalow, hasta parcelas para instalar tiendas, caravana. Los servicios complementarios disponibles pueden ser también muy variados, pero los más frecuentes son piscina, restaurante y supermercado. Algunos disponen de juegos de agua, animadores profesionales para los niños, sala de fiestas o medios para practicar deportes al aire libre.
La situación del camping puede ser el factor decisivo de selección: playa, campo o montaña. Basta consultar una guía o un buscador en Internet para comprobar la oferta.
Una mochila y una tienda de campaña son suficientes para desplazarse recorriendo países, pero la autocaravana es la opción más sofisticada del campismo itinerante. Entre ambos extremos hay también muchas alternativas.
La tienda de campaña es el habitáculo más sencillo y económico, y el primer elemento de acampada de muchos campistas.
La ventaja principal es su bajo coste; sus mayores inconvenientes, aparte del trabajo de montar y desmontar, es el poco aislamiento térmico que proporciona, lo que la hace apta para período estival, sea una simple canadiense de dos plazas o las que tienen pabellones separados con habitaciones y “cuarto de estar”.
En lo que los entendidos llaman “campismo de “tela”, el carro-tienda es un paso adelante. Consiste en un remolque que se engancha en el vehículo tractor y que despliega una tienda. Representa una ventaja sobre las tiendas clásicas a la hora de montar y desmontarla, y al no estar directamente en el suelo, suponen una mejora de comodidad y protección.
Tienen capacidad para entre dos y cuatro personas. Algunas disponen de suplementos donde se pueden alojar dos personas más. El costo varía de 2.400 a 4.800 euros.
Las caravanas disponen ya de más comodidades. Las menores, un comedor convertible en dormitorio, y una cocina. Las mayores pueden tener tres ambientes, baño, ducha, WC, frigorífico, calefacción y agua caliente. Depende del precio y del tamaño.
Como vehículo, se podría definir una caravana media, como un remolque de unos cuatro metros y medio y unos 900 kilogramos de peso.
El nivel de equipamiento dependerá de las posibilidades económicas del campista y del tipo de campismo que le guste practicar. Televisión digital vía satélite, generador eléctrico y aire acondicionado son equipamientos que se encuentran en muchas caravanas.
Algunos campistas pueden pasar todo el verano disfrutando en un solo camping como si se tratara de un apartamento; pero otros, lo que les gusta es el turismo itinerante, recalar en camping distintos y recorrer el entorno en coche, estacionando libremente cuando el lugar o las circunstancias lo permiten.
Con el carné de conducir B se puede arrastrar una caravana que no exceda los 750 kilogramos. En todo caso, no debe sobrepasar el peso del vehículo tractor ni la suma de ambos debe superar los 3.500 kilogramos. Si no, será necesario disponer del carné B+E.
El uso de caravanas motorizadas o vehículos automóviles acondicionados como vivienda se remonta a los inicios de la historia del automóvil. En la década de los sesenta comenzaron a aparecer unos furgones autónomos montados sobre mecánica de Volkswagen: los camper. Se trata de furgonetas como las de reparto de mercancías, acondicionadas para hacer vida en ellas. Disponen de techo elevado fijo o elevable, cocina, lavabo, frigorífico, cama y cama supletoria en el techo. De los fabricados en serie, Wesfalia ha sido la fábrica alemana que más unidades ha acondicionado sobre furgones Volkswagen y Mercedes.
El modelo California Coach y el Marco Polo sobre Mercedes Vito son, con diferencia, los más vistos. Su precio ronda los 33.000 euros. Se les puede instalar muchos accesorios, entre ellos calefacción estática a gasoil.
Hay otros tipos de furgones acondicionados que pueden incorporar lavabo, ducha y WC. En la actualidad se ofrece, dentro de este grupo, un nuevo tipo de serie denominado “Van”, que se monta sobre mecánica Fiat Ducato (resulta un vehículo de 5,40 de largo por 1,95 de ancho por 2,5 metros de alto). Sus cualidades son la facilidad “rutera” y su discreción. La primera oferta la hizo una fábrica eslovena, Adria, aunque en la actualidad varias marcas la están incorporando a su catálogo, entre ellas la española Moncayo. Su precio ronda los 33.000 euros.
La mayor ventaja de los furgones con techo elevable es la posibilidad, por sus dimensiones, de ser utilizado como vehículo familiar.
Pero las autocaravanas representan un avance en cuanto a comodidad en el habitáculo. Son los vehículos ideales para el clásico rutero. Además de desplazarse por carreteras y autopistas con la seguridad de un vehículo de su clase, son autónomas, ideales para el campismo libre. Disponen de cama o camas, lavabo, ducha, WC, cocina, agua caliente, frigorífico y calefacción. Tienen prevista la recogida las aguas residuales del lavabo y ducha y disponen de WC químico.
Por su forma se pueden distinguir tres tipos, la mas vista, “capuchina”, sitúa la cama fija principal, en una mansarda, encima de la cabina. También puede utilizar la mesa y asientos de comedor como cama auxiliar y disponer opcionalmente de literas sin que su longitud se dispare. El mayor problema que plantea es su aerodinámica. La altura total rebasa fácilmente los tres metros con longitudes entre los seis y siete metros.
El tipo de autocaravana más vendida actualmente es la “perfilada”. Sobre un chasis rebajado se sitúa el habitáculo, aunque conserva la cabina original. La parte superior de la cabina se convierte en una buhardilla. Generalmente llevan una cama fija posterior. Las dimensiones típicas rebasan ligeramente los seis metros y su altura entre los 2,60 y 2,70 metros aunque algunos modelos pueden llegar a los tres.
Finalmente, casi siempre en la gama superior, están las “integrales”. Estos modelos solo conservan el motor y el chasis del vehículo tractor original. Todo el resto es el propio habitáculo incluida la cabina. La forma exterior está desprovista de aristas de forma que tiene mejor comportamiento aerodinámico.
Una característica de este tipo de autocaravanas es que disponen de una cama situada en el techo de la cabina, en el sentido transversal, que se coloca encima de los asientos del conductor y copiloto para dormir. Otra es que los sillones del conductor y copiloto rotan hacia el interior incorporándose al comedor.
Estos tipos incluyen los mayores modelos. Los tamaños más frecuentes oscilan entre los seis y medio, y los siete metros y medio. Algunas marcas ofertan en sus catálogos unidades con un garaje interior para llevar motocicletas e incluso las hay que pueden albergar un coche compacto. Los precios van desde los 52.000 euros hasta varios cientos miles.
Para conducir una autocaravana típica solo se necesita carné tipo B.
Si se observa el mercado, la tendencia de las matriculaciones de autocaravanas es más dinámica que la de los coches. Francia, en el año 2002 matriculó mas de 3.000 unidades y su parque se acerca a las 40.000; Alemania, Países Bajos e Italia manejan cifras similares. Nuestro país está muy lejos de alcanzar esos números aunque el crecimiento es también prometedor.
En todo caso, España es un mal destino de vacaciones para esta masa potencial de turistas. En general, las infraestructuras que se encuentran en gasolineras y áreas de servicio de las carreteras decepcionan, y muchas veces no hay donde llenar del depósito de agua, vaciar las aguas usadas, o limpiar del WC químico.
Entretanto, otros destinos como Francia, Italia e incluso Portugal ofrecen, generalmente, más amplios y mejores servicios.
Además, a este lado de los Pirineos, por desgracia, es frecuente contemplar al autocaravanista como un caradura que utiliza servicios sin pagar, cuando la realidad es muy diferente. Frente a pequeños abusos que puedan cometer personas aisladas, el autocaravanista es normalmente una persona comprometida con el medio ambiente, tiene poder adquisitivo y respeta las normas. Alimentos, restauración, combustible y servicios son los bienes que consume en la misma o mayor medida que otros turistas.
Y eso que las normativas no lo facilitan. Una de las asignaturas pendientes es crear y unificar criterios sobre estacionamiento y pernocta. Las autocaravanas están sometidas a una reglamentación dispersa, a veces contradictoria, gravándoseles con impuestos y no ofreciéndoles los servicios correspondientes.
Algunos ayuntamientos se apresuran a pasar las cuotas más altas de Impuesto de Circulación, equiparando las autocaravanas a turismos de lujo, mientras otros prohíben la circulación en determinados paseos e incluso en todo el casco urbano, aplicando erróneamente las leyes sobre acampada.

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